Lo delicioso está de moda. En el número 3 de la calle Portales de Logroño encontramos abiertas (literalmente de martes a domingo) las puertas de ésta inigualable delicatessen-shop en donde los paladares del mundo entero encuentran su felicidad. Un lugar donde ver, degustar, y repetir en casa.
Dentro nos recibe Javier Tuesta, ex-nadador, aficionado al esquí y amante de la hostelería de calidad. Su sueño era crear un lugar donde ofrecer un servicio de degustación y venta de productos artesanales y de selección, de esos que se hacen con las manos en pequeñas empresas y que saben a pura gloria o como bien dice Javier “de cada cosita lo mejor “.
Pero el cuidado al detalle no se queda sólo en sus productos, cada rincón de LA LUCI refleja el cariño que sus creadores han puesto en ella; mobiliario vintage restaurado, cartelería de época, hasta un reloj de cuco…un viaje al pasado con los sabores de siempre.
Mientras charlamos llega su abuela, una mujer llena de vitalidad que nos saluda cariñosamente. Javier nos cuenta que se llama Luci y que la tienda está bautizada en honor a ella. Tuvo la iniciativa de abrir su propio puesto de pollos y lo levantó literalmente con el trabajo de sus manos y las de su marido. “Mi abuela afronta todos los problemas de la vida con una sonrisa, jamás la he visto enfadada…triste sí, pero nunca enfadada“. Viéndolos juntos se entiende perfectamente pues Luci es el claro reflejo de la abuela entrañable que todo niño tuvo o deseó tener.
Retomamos la entrevista pero al apenas cruzar media frase vuelven a entrar más clientes: gente del barrio, turistas del país y extranjeros…Javier se defiende con todos y lo mismo recomienda unos pimientos del piquillo a una vecina como aconseja un buen vino a un cliente ruso que vá en busca del souvenir perfecto.
Él atiende y nosotros aprovechamos para echar un vistazo a las estanterías: brandada de bacalao, confitura de cebolla caramelizada, verduras de selección, miel de encina, los más exquisitos quesos nos llaman desde su nevera…si existe el paraíso culinario ésto debe de estar muy cerca de sus puertas. En lo que tomamos fotos vamos haciendo una lista mental de lo que queremos llevarnos a casa; puede que necesitemos más espacio en el coche.
Ya más tranquilos preguntamos a Javier por la mesa de comedor que protagoniza la parte interior de la tienda: “ah bueno!, es que también organizamos catas y meriendas, ayer no cerré hasta las doce“. Degustación de vinos y aceites con denominación de origen protegido como el Trapetum. Para empresas, para amigos, en familia, cualquier excusa es buena para ir a LA LUCI. Y para una mayor privacidad, una ingeniosa cortina separa el local creando un espacio polivalente para ambos escenarios: la tienda y el comedor.
Nos habla de su nuevo proyecto, unos cursos de cocina para grupos reducidos allí mismo y nos enseña un precioso mueble blanco que guarda unos fogones bajo su encimera…mientras tanto yo sólo puedo pensar en la envidia que me dan esos alumnos y si alguna de nuestras visitas coincidirá con esos cursos.
Y como no podía faltar, en LA LUCI hay un espacio reservado para los vinos. Desde los clásicos más buscados hasta los vanguardistas para curiosos, su bodega es una explosión de color y sabor que le hace a uno desear empezar su colección propia aunque sólo sea por la belleza de sus botellas.
Miramos el reloj y son casi las 13:30, llevamos tres horas y han pasado volando!. Mientras recogemos la cámara y nos prepara las bolsas le pregunto a Javi qué es lo que más le gustaría que sus clientes se llevaran de su visita a LA LUCI, el sonríe y contesta: “me gustaría que se sintieran como en casa, que entrar aquí sea como abrir el armario de su cocina y por supuesto que vuelvan”.
Nosotros desde luego volveremos, y estamos seguros de que vosotros si venís, REPETIRÉIS!.
Para envíos y consultas: 941 441 854.